Seguro que ahora sí las reconoces. ¿Recuerdas?
Las once vivieron contigo, en tu propia casa y bajo tu mismo techo.
Todas se calzaron tus medias, se anudaron tu pantalón y sudaron tu camiseta. Todas mordieron tu césped y se partieron el alma peleando tus sueños. Todas besaron tu escudo, defendieron tu nombre y lucharon tu orgullo. Todas cantaron tu himno, gritaron tus goles y emocionaron al mundo. Todas, las once y alguna más, todas.
No entendiste nada. Las dejaste ir. Pensabas que ya había pasado su hora. No entendiste nada de nada. Murieron por ti ... y las diste por muertas.
Pero ellas no saben de eso. No saben de exilios ni destierros. Ni de ocasos, ni de finales, ni de pretextos. Para ellas siempre es ahora, siempre ahora es el único momento. Sólo se rinden ante el fútbol buscando el domingo perfecto.
¡Cuidado con ellas! Siguen aquí. Nunca se fueron. No puedes hacerlas desaparecer. El balón se niega a rodar sin su talento. Y ellas vienen a por él con el espíritu de quien se calza las botas por vez primera. Con la ilusión intacta. Esa que nunca pudiste arrebatarles.