Tras la novena jornada, tan solo los gallitos murcianos continúan imbatidos en esta temporada 2015-2016. Loja, que hasta ahora aguantaba el ritmo impuesto por UCAM y Roldán, acabó sucumbiendo ante el empuje de sus vecinas de Monachil, en un partido de tú a tú que provocó que las del occidente granadino se descuelguen de la cabeza de la tabla.

Los dos conjuntos pimentoneros, solventaron sus enfrentamientos con sendas victorias ajustadas, Guadalcacín y Cádiz a punto estuvieron de aguar la fiesta a los colíderes, sin embargo, una vez más, la confianza ciega de ambos equipos en la victoria y el sentimiento de duda que generan en sus oponentes, decantaron la balanza del lado de las del levante español.

En el duelo entre Almagro y Vícar, las almerienses no tuvieron su día, lo que unido al potencial rojillo y al apoyo del público castellano, desembocó en una victoria contundente, sin paliativos, que aúpa a las del Campo de Calatrava a la quinta plaza y les permite seguir engrasando la maquinaria para tratar de asaltar a los gallitos del grupo en la segunda vuelta.

Hispania, en el duelo de la parte baja, consiguió tres puntos balsámicos que afianzan al proyecto yeclano en la categoría. La victoria frente a Cefo permite a las murcianas despejar dudas y fantasmas y, aunque no puede servir para relajarse, les ha casi asegurado continuar el próximo año en la categoría de plata.

Salesianos, en su visita dominical a tierras hispalenses, claudicó ante un Estudiantes que con más oficio que brillantez consiguió por primera vez engarzar dos victorias consecutivas. Las de Puertollano siguen con su problema de años anteriores, son ofensivamente poco productivas, lo que les complica conseguir puntos en un deporte donde gana el que más goles consigue. Jugar bien y no marcar, no es efectivo.

El Atlético Torcal, asolado por una plaga de lesiones que ha menguado su potencial, venció a las melillenses de Torreblanca, haciendo gala de su papel de supuesto favorito. Las de Víctor Quintero disputaron un encuentro serio que les permite asentarse en tierra de nadie y armarse de moral para próximas citas.